En una cueva se encontraron con materiales conservados para el tiro con arco más antiguos de Europa
Los arqueros prehistóricos que vivieron hace 7.000 años en la región que hoy ocupa la provincia de Granada elaboraban las cuerdas de sus arcos con tendones de tres especies de animales: de corzo, de Capra sp. (un género que incluye varias especies de cabras e íbices) y de Sus sp. (al que pertenecen el jabalí y el cerdo). Los tendones fueron torsionados entre sí para crear cuerdas fuertes, flexibles y de longitud suficiente, un saber hacer que muestra que el conocimiento profundo que las sociedades neolíticas ibéricas que habitaron el suroeste de la Península tenían de las técnicas y materiales para el tiro con arco.
Así lo revela una investigación liderada por científicos de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y publicada este jueves en la revista Scientific Reports. Un trabajo que describe cómo han identificado en la Cueva de Los Murciélagos de Albuñol las cuerdas de arco más antiguas de Europa, que fueron elaboradas con tendones de esas especies animales.
En lo que respecta a la fabricación de las flechas, el análisis de las mismas reveló que estaban fabricadas con madera de olivo (Olea europaea) y de caña (Phragmites sp). Según destacan los investigadores, el uso de cañas para la fabricación de flechas en la Prehistoria en Europa era una hipótesis que se ha barajado durante años, pero que hasta ahora no se había podido confirmar. La brea de abedul fue utilizada para recubrir los astiles de las flechas. Este material habría sido obtenido mediante un tratamiento térmico controlado de la corteza de este árbol, que según los autores, no se usó sólo por sus propiedades protectoras, sino también, probablemente, decorativas, lo que añade una dimensión estética y funcional al equipo.
Para los autores, el uso de madera de olivo y caña y de brea de abedul para las flechas muestra «un grado de precisión y dominio técnico de los artesanos neolíticos sin precedentes».
«La identificación de estas cuerdas de arco marca un paso crucial en el estudio del armamento neolítico. No solo hemos podido confirmar el uso de tendones de animales para fabricarlas, también identificar el género o especie de animal del que proceden», ha explicado en un comunicado Ingrid Bertin, investigadora de la UAB y primera autora del artículo.
La cronología estimada para estas actividades en la cueva granadina abarca entre los años 5300 y 4900 a.C., y la «excepcional conservación» de estos restos orgánicos ha sido posible gracias a que se desecaron. De esta forma, 7.000 años después de que fueran fabricados se ha podido identificar y documentar elementos del equipamiento de tiro con arco de estas poblaciones neolíticas.
Los científicos han encontrado en la cueva flechas conservadas con sus plumas originales, restos de fibras y dos cuerdas de arco fabricadas con tendones de animales, que son las más antiguas encontradas hasta ahora en Europa, según sostiene este equipo del que forman parte científicos de otros centros españoles, como la Universidad de Alcalá (UAH), el Instituto de Ciencias del Patrimonio (INCIPIT-CSIC) y el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales (ICTA-UAB), además de la Universidad de la Costa Azul y el CNRS, de Francia.
Asimismo, la combinación de madera de olivo, sauce y caña permite fabricar una sección frontal dura y densa, que se complementa con una parte trasera ligera lo que, según los investigadores, «mejora significativamente las propiedades balísticas de las flechas, cuyas puntas son de madera sin proyectiles de piedra o hueso».
Según ha detallado Ingrid Bertin, el siguiente paso será hacer experimentos para intentar aclarar si estas flechas pudieron usarse para la caza o el combate a corta distancia, o si podrían haber sido flechas no letales.