Personas que abandona los antidepresivos experimenta síntomas de abstinencia

Uno de los riesgos de tomar ciertas medicaciones reside en dejar de hacerlo. Cuando se trata de fármacos potentes que provocan enganche a los pacientes. Esa dependencia debe ser vigilada en todo momento. En esta categoría entran los medicamentos del botiquín que se emplea en Psiquiatría.

Para alguien que deja de tomar antidepresivos, el riesgo de experimentar uno o más síntomas de interrupción, también llamados síntomas de abstinencia, como mareos, dolor de cabeza, náuseas, insomnio e irritabilidad, debidos directamente a la suspensión del medicamento, es del 15%. Este porcentaje equivale a una de cada seis personas, según una revisión sistemática y un metanálisis publicado en The Lancet Psychiatry.

Dado la cantidad de pacientes que requieren este tipo de tratamiento farmacológico resulta clave conocer qué pasa cuando han de dejarlo. «Este trabajo confirma lo que ya conocíamos, es decir, que este es un fenómeno real y que ocurre con cierta frecuencia con algunos fármacos, pero no todos». Eduard Vieta, jefe de Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Clínic, investigador de CIBERSAM y profesor de la Universidad de Barcelona, expone a SMC que estamos ante «un metaanálisis de alta calidad que examina un fenómeno clínicamente relevante como es la aparición de síntomas de rebote y molestias en el momento de interrumpir un tratamiento con antidepresivos, algo que ocurre con cierta frecuencia».

El análisis que ha realizado el equipo de Jonathan Henssler y Christopher Baethge también encontró que los síntomas de interrupción que los pacientes describen como graves y que pueden haber llevado a los pacientes a abandonar un estudio o reiniciar el tratamiento con antidepresivos ocurrieron en aproximadamente el 3% (uno de cada 35) de los pacientes que suspendieron los antidepresivos.

Por su parte, Alberto Ortiz Lobo, doctor en Medicina y psiquiatra del Hospital de Día Carlos III – Hospital Universitario La Paz (Madrid), como recoge SMC, se detiene en que «el extraordinario incremento en la prescripción de antidepresivos nos tiene que poner en alerta sobre cómo estamos transformando el malestar humano y cotidiano en una condición médica que tratamos con psicofármacos». Y subraya la existencia de efectos adversos «durante su consumo, pero también en la retirada, un problema al que apenas se ha dado visibilidad hasta hace unos años».

«Existe evidencia sólida de que los antidepresivos pueden ser efectivos para muchas personas que padecen un trastorno depresivo, ya sea solos o junto con otros tratamientos como la psicoterapia. Sin embargo, no funcionan para todos y algunos pacientes pueden experimentar efectos secundarios desagradables», expone Henssler. En pacientes que se han recuperado con la ayuda de antidepresivos, «la decisión de médicos y pacientes puede ser dejar de tomarlos a tiempo. Por lo tanto, es importante que tanto los médicos como los pacientes tengan una imagen precisa y basada en evidencia de lo que podría suceder cuando los pacientes dejan de tomar antidepresivos», añade el autor del trabajo.

¿CÓMO SE HA REALIZADO EL ANÁLISIS?

Se trata de un abordaje exhaustivo sobre la incidencia de los síntomas de interrupción de tratamientos con antidepresivos que incluye datos de más de 20.000 pacientes recopilados de 79 ensayos controlados aleatorios y estudios observacionales. Unos 16.532 habían suspendido la toma de antidepresivos, 4.470 recibieron placebo, la edad media era de 45 años y un 72% eran mujeres.

El estudio buscó distinguir entre los síntomas causados directamente por la interrupción de la medicación y otros síntomas ‘no específicos’ que pueden estar asociados con las expectativas de los pacientes o los profesionales (el efecto nocebo).

Estudios anteriores han estimado que más de la mitad de los pacientes experimentan síntomas de interrupción cuando suspenden los antidepresivos, y que la mitad de los síntomas son graves. Sin embargo, muchas de estas estimaciones se basan en estudios observacionales que no pueden determinar de manera confiable la causa y el efecto. Por otro lado, los ensayos controlados aleatorios bien realizados (en los que a la mitad de la población del ensayo se le ofrece un placebo o una pastilla simulada y a la otra mitad se le ofrece el medicamento) pueden distinguir de manera más confiable entre los síntomas causados directamente por el medicamento y los síntomas no causados directamente por el medicamento.

El objetivo de este estudio fue revisar toda la evidencia disponible para establecer la probable incidencia de síntomas de interrupción causados directamente por suspender el uso de antidepresivos, la probable incidencia de síntomas graves y las diferencias entre los diferentes tipos de antidepresivos.

¿CUÁLES SON LOS FÁRMACOS OBSERVADOS Y QUÉ SÍNTOMAS APARECEN?

En general, el análisis encontró que un tercio (31%) de las personas que dejaron de tomar un antidepresivo experimentaron al menos un síntoma, como mareos, dolor de cabeza, náuseas, insomnio e irritabilidad. Se produjeron síntomas graves en aproximadamente el 3% (uno de cada 35). Dejar de tomar imipramina (Tofranil), paroxetina (Seroxat) y (des)venlafaxina (Pristiq) se asoció con un mayor riesgo de síntomas graves en comparación con otros antidepresivos.

Sin embargo, «sigue sin responder a una de las principales preocupaciones en este sentido, que es el de tener argumentos de peso y valor clínico para discriminar si la sintomatología ansiosa-depresiva que sobreviene frecuentemente al discontinuar los antidepresivos se pueda deber al síndrome discontinuación o la reaparición de los síntomas del trastorno de base». Así de rotundo se muestra Diego Hidalgo, psiquiatra e investigador en la Unidad de Trastornos Bipolares y Depresivos del Hospital Clínic de Barcelona, como recoge SMC.

En esta línea, Ortiz recalca que «es llamativo que durante todo el artículo se aluda a este fenómeno como síntomas de discontinuación (eufemismo empleado habitualmente por las compañías farmacéuticas que los comercializan) y no como síndrome de abstinencia, que es el término habitual para designar la respuesta física y psíquica tras la reducción o suspensión de sustancias que actúan en el sistema nervioso central, como es el caso de los antidepresivos».